Síntomas de la Hernia Discal
Episodios previos de lumbago entre los 20 – 30 años con dolor sordo, difuso qué empeora con la actividad y mejora con el reposo.
Espasmo muscular o contractura qué incapacita y se agrava con cualquier tipo de movimiento: tos, estornudo, defecación, etc…
Dolor en la nalga con sensación de “clavo o mordisco” qué se extiende por la parte posterior y lateral del muslo, alcanzando la pierna y el pie dependiendo de la mayor o menor compresión de la raíz nerviosa. A veces se asocia con insensibilidad, entumecimiento y hormigueo en alguna zona del trayecto descrito.
Aunque el dolor admite todo tipo de posibilidades, por regla general el dolor ciático es muy severo en la zona lumbar y la nalga, y más difuso con hormigueo en la pierna y pie.
En alguna ocasión los pacientes refieren presión como una “pulsera” a la altura del tobillo. También se agrava el dolor al sentarse, al permanecer de pie, andar, pisar el embrague. Se alivia al tumbarse sobre el lado opuesto al dolor con la pierna afectada en semiflexión.
En ocasiones, el dolor puede irradiarse a otras zonas: ingle, periné, testículos y parte baja del abdomen.
Excepcionalmente, se producen de forma brusca y aguda grandes hernias en L4 y L5, asociadas a estenosis del canal, presentándose un cuadro clínico grave con afectación de la cola de caballo cuyos síntomas son parálisis, insensibilidad de las piernas, anestesia en “silla de montar” y afectación de esfínteres, cuyo tratamiento es quirúrgico.