Láser para el tratamiento de hernias discales.
Si padeces hernia discal, ya sabrás que hay diferentes tipos de tratamiento para mejorar o curar esta dolencia. Y, sobre todo, que uno de los que mejor fama tiene es el tratamiento de hernia discal con láser.
Cuando comienzan los síntomas, lo primero es aplicar durante un mes o mes y medio un tratamiento conservador, a base de descanso, analgésicos y relajación del ritmo de vida. Si en esta fase el dolor no mejora, el médico puede prescribir reposo y la ayuda de algún elemento ortopédico, como una faja, un collar cervical o, inclusos, una cama articulada.
Por otro lado, además de los analgésicos, los relajantes musculares suelen ayudar a interrumpir el dolor prolongado, ya que los músculos de alrededor de la zona afectada suelen contraerse como una reacción directa ante el dolor. Y, evidentemente, esta tensión muscular, lejos de aliviar el malestar, lo agrava. En cualquier caso, el tratamiento de la hernia discal con cualquier tipo de fármaco debe estar sometido a supervisión médica.
También hay tratamientos complementarios, basados en la fisioterapia o la quiropráctica que tienen como objeto fortalecer la zona o solucionar la raíz del problema, en el caso de que sea postural.
Pero, en los casos más agudos o graves, hay que recurrir a otros sistemas, como el tratamiento de hernia discal con láser o con cirugía.
Índice de gravedad de una hernia de disco.
Lo cierto es que, en el 90% de los casos, las hernias discales pueden tratarse sin cirugía. Muchas veces se resuelven por sí solas o responden ante los tratamientos conservadores.
Únicamente si hay daños en los nervios hay que recurrir a la cirugía para extraer una parte del disco. Esto ocurre cuando el dolor no remite después de varias semanas de tratamiento conservador. Solo entonces, puede parecer inevitable una operación. En cualquier caso, suele tratarse de procedimientos poco invasivos y se realiza en pacientes ambulatorios que no necesitan ingreso. Además, la recuperación es rápida y el periodo de convalecencia, breve.
Algunas de esas intervenciones se realizan con láser.
¿En qué consiste el tratamiento de hernia discal con láser?
Este tratamiento solo se prescribe para casos simples y recientes de hernia discal y su objetivo es reducir el volumen del disco que hay entre las vértebras. Éste se extrae con un láser médico, proyectando luz infrarroja sobre la zona afectada. Esta luz llega al disco mediante fibra óptica.
Aunque el procedimiento es bastante sencillo, hay que realizarlo con sumo cuidado.
El médico debe introducir una cánula entre las vértebras, controlando la inserción con tomografía computarizada. La fibra de vidrio del láser entra por la cánula y consigue vaporizar el núcleo pulposo con destellos de luz. Al mover la fibra óptima se va ampliando la zona de trabajo sobre el disco vertebral.
Esta intervención con láser sobre una hernia discal requiere anestesia local y suele duran una media hora, aproximadamente. Después, el paciente quedará en reposo y en observación y, si no se presentan complicaciones, regresará a casa.
Otros métodos para intervenir una hernia discal.
En cualquier caso, además del láser, suelen usarse otros procedimientos quirúrgicos para paliar esta dolencia y sus consecuencias.
Por ejemplo, la llamada Quimionucleosis del núcleo del disco invertebral, que consiste en introducir una aguja en la zona e inyectar una enzima que licua el núcleo pulposo. Luego hay que extraer los restos a través de una succión.
Otro procedimiento es la Extirpación del material del disco a través de la piel, muy usada para solucionar hernias sencillas o con protuberancias. El sistema es parecido, aunque sin componente químico. El cirujano extrae el material del disco a través de una cánula por la piel.
Y, por último, está la cirugía convencional, que se usa solo en caso de hernias complicadas y que han afectado ya a raíces nerviosas. Se trata de una operación abierta en la que se retira total o parcialmente la parte afectada del disco.
Este último tratamiento de la hernia discal implica todos los riesgos que comporta cualquier operación abierta y suele implicar la estancia del paciente en el hospital. El resto, son procedimientos mínimamente invasivos que evitan las complicaciones normales de la cirugía. De hecho, suelen hacerse con anestesia local y comportan pocas complicaciones en la mayoría de los casos.